22 Jun Visita al Museo Pinacoteca MUBA
La sorpresa visitando el Museo Pinacoteca MUBA de Badajoz, visitando sus calles, sus casas, caminando tranquilo en sus arterias. Una grata sorpresa de satisfacción social yo veía en los ojos de sus gentes. Quizá como turista, es más fácil, la curiosidad humana del ciudadano de Badajoz, sea más cordial, más humana que en otras urbes. El roce diario produce a largo plazo desavenencias sociales, pero dependiendo cuál es tu sentimiento social, de interacción de la palabra curiosa, de la investigación visual, han dado un resultado de satisfacción por venir a Badajoz, pero un profundo sentimiento de culpa, por no haber venido antes, por no quedarme más días. Badajoz, ciudad sufrida en la historia, pero sigue en pie, generosa, sencilla, honesta y monumental, aunque en los libros de estudiante, de geografía, de cultura, quizás no tome yo la atención debida a la ciudad, a la provincia de Badajoz.
Quiero en estas letras, cuando tengáis tiempo de leerlas, veáis que mis palabras son simplemente mías, efectuando una descripción captada de una realidad libre, construida en mi mente, después de visitar MUBA.
El edificio o edificios del Museo MUBA, desde el exterior, dan una visión de elegancia, de tiempo pasado, bien conservado. Antes de entrar, creía que sería una pinacoteca histórica visual, de excelente calidad cultural, pero que no haría saltar tantas chispas de satisfacción, pero las chispas saltaron a borbotones. Culpa mía por no haber ido la mañana del miércoles, hubiese podido visitarlo dos veces, por la mañana y por la tarde. El otro gran Museo de Badajoz o centro de arte contemporánea MEIAC, es una europea arquitectura monumental contemporánea, un espacio de luz. Un centro interactivo cultural siglo XXI. Me gustó mucho.
Pero volvamos, a La Pinacoteca, como lo llamo yo al MUBA. Entro al MUBA y me encuentro una extraordinaria selección de la colección permanente, de obras, dibujos, serigrafías, de por ejemplo de Saura, que maravilla, si vais un día a la diputación de Huesca, veréis, si no lo habéis hecho ya, ver el original de esa obra en el techo de una sala de la diputación oscense. Ahí te pueden estirar en un sofá horizontal y ver la monumental obra de Saura. Mi mente se transportó al instante a la sala donde pude apreciar esa obra de Saura pero al mismo tiempo me hizo apreciar más la excelente calidad y ejecución de serigrafías originales, que permiten a kilómetros de distancia, recibir el mensaje de la obra con la misma intensidad, por lo menos para mí. Picasso, Gordillo, Guinovart, Tapies, etc.. Todos expuestos con grandeza en un espacio de bienvenida, de entrada al MUBA.
Cambias de impresión, de análisis, te das cuenta que La Pinacoteca, Museo MUBA, es un gran centro de bellas artes, con capacidad intelectual visual, con siglos de historia y con genial simbiosis así mismo con el arte contemporáneo. El trabajo del artista está presente, viven tranquilos los bienes muebles, en estos espacios de maestría arquitectónica museística, de comisariado de arte, de excelente mantenimiento de espacio, luz y estructura.
Sigo caminando y voy creciendo en satisfacción y con sorpresa. Me pregunto estoy ahora en una sala del Museo del Prado. Me refiero a las obras por ejemplo de Nicolás Megía, me transportan a la exposición de Fortuny en el museo del Prado. Me tengo que sentar y respirar, tomar notas. Veo en la obras de Nicolás Megía, una revolución humanista social, gratificante a la visión de espectador. Hay trazos de desnudos de Megía que me salpican sentimientos de anatomía de José María Sert.
La obra de Manuel García “Hispaleto“ 1862, creada justo 100 años antes de mi nacimiento, me cautiva, con otra escuela pictórica, pero con la belleza y la fuerza de Antonio Ribera, el Españoleto, algo más de 200 años antes, pero la misma o vecina fuerza expresiva en su obra Miguel García.
Las obras de Checa, gran colección, tienen una parte de la misma una influencia más social, un intento de quedar bien con la sociedad de su tiempo, una forma de vivir del arte, mas también hay obras en las que Checa se siente más libre más seguro, según mi análisis visual.
Esculturas, bien distribuidas con esmero conceptual del comisariado que decidió donde y por qué tenían que estar en ese sitio y no en otro. Me sorprendió la cierta abundancia de obras en yeso patinado. No es muy fácil poder verlas al público en los museos, por su fragilidad, y suelen estar normalmente guardadas en los talleres del museo. Hay de todo, pero hay una gran influencia en esos cuerpo, formas, desnudos o vestidos, mucha influencia, desde mi punto de vista, intimismo, romanticismo y así como cierto positivo decoración burguesa y sentimentalista hacia la belleza humana. Una clara influencia estilo “restauración Francesa”, siglo XIX.
Mi reloj va comiendo rápidamente los minutos, me enfado conmigo mismo, pues sabía que solo tenía dos horas para visitar el MUBA, tantos minutos pasaban, más grande crecía el Museo. Decido coger el ascensor y subir el tercer piso o segunda planta, para poder ver primero la última planta e ir descendiendo tranquilo disfrutando con las obras de La Pinacoteca, creyendo que sería más rápido y fácil ver el museo, pero de nuevo me equivoqué. De la sala 14 a la 21, necesito mínimo verlas dos veces, dar dos vueltas completas a la sala. Joaquín Araujo, José Villegas, Vilches, Sorolla, Mariano Benlliure, tengo de nuevo sentarme y tomar notas. Tengo, lo siento necesidad de perder el tiempo sentado, viendo las obras delante de mis ojos, la cantidad de la colección permanente y la calidad de la misma. No soy consciente del tiempo ni en realidad en que planta del museo estoy.
Admiro respirando, el espacio de las escaleras del edificio inicial de la fundación de La Pinacoteca.
Juan Barjola, me recuerda a Eduardo Arroyo, o será Arroyo quien se influenció de Juan Barjola. La obra de Páralo tiene una influencia de Francis Bacon, es una gran obra de arte contemporánea. Mi ADN coleccionista se dispara con esas obras. Más nombres de artistas, me sorprenden como Cañamero, me hace temblar de emoción. Zurbarán palpito raudo y feliz disfrutando de la obra. Luis de Morales, dios mío, un Caravaggio pensé al ver la obra.
En la primera planta sorprende las obras de Antonio Juez, un “Bon Vivant” art déco, la fuerza de su color, las líneas, me despiertan en la memoria los colores y algunas formas de Gustav Klimt. Espero que la vida de Antonio Juez, no fuese tan dramática con la de Gustav.
Se me acabó el tiempo, salgo unos minutos al patio, hago alguna foto y llega la hora de partir, con educación el personal el Museo Pinacoteca, me indica que sin prisas, me dicen que debo ir viendo la últimas obras antes de cerrar.
Les doy las gracias, y en mi mente me quedó grabada la obligación de poder volver. Salgo por la puerta de la calle de Meléndez Valdés, quedo de nuevo sorprendido, el hotel donde yo dormía estaba a dos pasos del MUBA.
No doy por terminada esta redacción, esto es mi primer impacto, mi visita al Museo MUBA, espero poder escribir más sobre ello. Espero poder verlo de nuevo.
No extiendo las palabras, pues en exceso de las mismas, se pierden por el camino y es mejor un escueto relato, que pueda dar más episodios a describir la esta maravillosa Pinacoteca Extremeña.
Autor: Ramon Llinas | Artículos | |
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